El 5 de agosto de 1938 debe ser considerada una de las fechas más importantes para la Ciudad Universitaria de la Sede Bogotá. Este día, en el marco de la conmemoración del IV centenario de la Fundación de Bogotá, se inauguraron las primeras edificaciones del Campus.
La idea de reunir en un único espacio a las facultades, escuelas e institutos de la Universidad Nacional de Colombia, dispersas en distintos locales del centro de Bogotá desde 1867, se hizo tangible al inicio de la década del 30 durante el gobierno de Alfonso López Pumarejo. Bajo el lema la “Revolución en Marcha”, se trazó como uno de sus propósitos de gobierno la reunión de la Universidad en un Campus a las afueras de Bogotá.
Este proyecto no estuvo exento de polémica, puesto que se argumentaba que era un error emprender una obra de tal magnitud en un país pobre y abandonar las instalaciones existentes. Darío Echandía, ministro de Educación, expresaba que la Ciudad Universitaria sería construida por etapas y que la existencia de una universidad fuerte y dinámica era la principal razón para emprender la obra, en contra de la pobreza argumentada.
Luego de varias discusiones, el Congreso de la República aprobó la Ley 68 de 1935 (ley orgánica de la Universidad), que en su artículo 5º establece las bases para la consecución tanto del terreno como de los recursos para la construcción de la Ciudad Universitaria.
Así, el 27 de septiembre de 1937 la Nación compró 128 hectáreas de la Hacienda “El Salitre” a la Beneficencia de Cundinamarca, espacio que se designó para la Ciudad Universitaria. Los recursos para su construcción, provinieron principalmente del fideicomiso previsto por la ley y realizado con el Banco Central Hipotecario. Este banco también pasó a administrar los edificios de la Universidad en el Centro Histórico de Bogotá con el fin de terminar de dotar la Ciudad Universitaria.
En mayo de 1937 se iniciaron las obras en el predio. Los primeros trazos incluyeron la prolongación de las calles 45 y 26 hasta el lugar donde se levantaría el Campus, se realizó un canal de drenaje y pozos artesanales, se trazaron las calles interiores y se levantaron los campamentos. En julio de ese mismo año, se iniciaron las obras definitivas de los primeros edificios que a lo largo de 1938 y luego de las celebraciones por el IV Centenario de Bogotá fueron puestos en servicio.
Pocos días antes de aceptar la candidatura presidencial, Alfonso López Pumarejo pronunció en Medellín un discurso que resumía el propósito de la obra educativa de la “Revolución en Marcha” y el cambio del Ministerio de Instrucción Pública en el de Educación: “Deseaba insistir sobre su propósito [de] hacer de Colombia una inmensa escuela, pues instruir al pueblo era prepararlo para que realizara todos sus actos con un deliberado espíritu y una conciencia nacionalista”
Ya como presidente, López Pumarejo y su ministro de Educación tuvieron que salir varias veces a defender el proyecto educativo y el de la Universidad Nueva. Por supuesto, no había sido solo esta férrea voluntad política la que había guiado la reforma y la creación de la Ciudad Universitaria. Fueron claves el papel del pedagogo alemán Fritz Karsen, uno de los reformadores escolares de la “República de Weimar” (Alemania 1918-1933) quien estuvo al servicio del Ministerio de Educación como asesor, así como el arquitecto Leopoldo Rother en el Ministerio de Obras Públicas; ellos vinieron a dar concreción física al proyecto educativo liberal.
López Pumarejo buscó presentar a la Ciudad Universitaria como la concreción y el desenvolvimiento material de una reforma de la universidad llamada a servir de base a la transformación de la vida de Colombia, es decir como uno de los pilares de la “Revolución en Marcha”:
La Universidad Nueva y la Ciudad Universitaria son inseparables elementos de este cambio. No habrá reforma mientras la Universidad no encuentre el alojamiento racional que hemos procurado darle. No se trata de un ostentoso conjunto de edificios, sino de una modificación notoria del espíritu universitario […]. Mejorar las condiciones de la vida universitaria para hacer más apta la clase profesional que ha de dirigir la República hacia su destino futuro con más destreza en el manejo de los elementos que ayudarán a forjarlo".
Fragmento del mensaje del presidente Alfonso López Pumarejo
La inauguración de los primeros edificios y espacio público de la Ciudad Universitaria fue incluida en el programa de festejos por el IV Centenario de la fundación de Bogotá, quedando así anclado históricamente a esta celebración. El imaginario de la Atenas Suramericana se convirtió en el de la Capital de la República, un sentido de Nación al que se unía su Universidad.
El primer edificio del Campus en inaugurarse fue el Instituto Botánico Nacional (actual Decanatura de la Facultad de Ciencias), el 18 de julio de 1938. Como acto de los festejos del IV Centenario, en el patio central de enredaderas y estanque, se develó un busto de José Celestino Mutis, que se encuentra actualmente en el espejo de agua a la entrada del edificio del Departamento de Biología.
La primera dotación del material científico para el instituto se realizó con las colecciones del Herbario Nacional del Ministerio de Agricultura y Comercio. Además, se instalaron en el instituto las secciones de la colección de materias primas y mutantes de las especies cultivadas y los laboratorios de Entomología económica, Fitopatología y fermentaciones, Bioquímica, Tecnología de fibras, Microfotografía y Microscopia.
El 4 de agosto del mismo año, se inauguró al frente del Instituto Botánico, el jardín botánico Alexander Von Humboldt con una exposición de flores. La donación del medallón que lo representa fue hecha por la colonia alemana en Bogotá. Se buscaba establecer un conjunto dedicado a las ciencias naturales en la Ciudad Universitaria.
El 5 de agosto de 1938 se realizó la inauguración del Estadio de Atletismo del Campus (actual Estadio Alfonso López Pumarejo) con el fin de servir de sede a los primeros Juegos Bolivarianos. Este estadio fue diseñado por el arquitecto Leopoldo Rother.
Conozca más sobre estos juegos
La inauguración de los juegos contó con un discurso del presidente López Pumarejo a un par de días de entregar la Presidencia al también liberal Eduardo Santos.
La clausura se llevó a cabo por el nuevo presidente Santos en el recién inaugurado estadio municipal Nemesio Camacho El Campín.
Esta fue la primera oportunidad en que un gran número de ciudadanos pudieron visitar la Ciudad Universitaria en construcción. Una tarde algo nublada y con viento de agosto tuvo un significado muy especial para el campus bogotano de la Universidad Nacional de Colombia.
La conmemoración del IV Centenario de la fundación de Bogotá, celebrada el 6 de agosto de 1938, se convirtió en el momento de la convergencia de diversos procesos históricos que transformaron sustancialmente la ciudad y señalaron el derrotero de su tránsito en las décadas siguientes”.
Fabio Zambrano (Historiador)